5 de febrero de 2011

Flowers in Death Valley

Bright spots (2) Flowers in Death Valley
(Gracias a Fernando Biurrun que creó el e-diario #nasf news
y gracias a Rafa Aguilera que colgó un video en él
que me despertó las ganas de escribir esto).
“El mayor peligro para la mayoría de nosotros
 no es ponernos metas demasiado altas y que no las logremos
sino que sean demasiado bajas y las alcancemos”
Miguel Angel
En la primera parte vimos como nuestra cabeza tiende a analizar y 
analizar y, por alguna razón, se dirige normalmente más a los
problemas que a las soluciones. Y en situaciones en las que es
necesario un cambio –AHORA- demasiado análisis lleva a la
parálisis. Y que lo que identificar cosas que funcionan, estudiarlas,
ajustarlas y replicarlas es un camino más efectivo para tener
directrices de acción claras. Por eso los “bright spots” son tan
importantes.
También vimos la importancia de empezar a coger nuestro disfraz
de inspector y buscar los bright spots aquí, entre nosotros. Casos
 de éxito de emprendizaje, casos que sean locales y transferibles,
que con pocos medios podamos replicarlos, lograr pequeños éxitos
y  contagiarlos. Si vemos una luz, tenemos que ver cómo se encendió
 y tratar de que no se apague.
Y a veces esa luz la apagamos muy pronto, por que es muy frágil, 
casi sin querer, “por su bien”.
Cómo es Dios?
Una niña estaba dibujando muy afanosamente en clase de religión. 
La profesora curiosa por la concentración y empeño de la niña
 le preguntó “¿qué estás dibujando?”. La niña respondió “¡a Dios!”.
La profesora, divertida, le aclaró “!!Pero es que nadie sabe cómo
es Dios¡¡”. La niña, sin dejar de dibujar, le respondío
“¡¡ Pues en dos minutos lo van a saber¡¡”.
Con esta anécdota, Ken Robinson, en su libro “The element. How finding
your passion changes everything” (“El elemento. Cómo cambia tu
vida encontrar lo que te apasiona” –traducción libre…-) nos recuerda
 la gran confianza que los niños tienen en su imaginación. Y cómo
esa imaginación, esa mirada limpia se va perdiendo.
Él –y yo aunque no sea un gurú, también- cree que todos nacemos
con unas capacidades naturales increíbles pero que conforme crecemos
 vamos perdiéndolas poco a poco. Paradójicamente es el sistema
educativo una de las principales razones para que esto ocurra. El
resultado: demasiada gente no llegamos a saber nunca cuáles son
nuestros verdaderos talentos y, por lo tanto, no llegamos a ser capaces
de desarrollarlos.
De mayor siempre quise ser alguien. 
Ahora lamento no haber sido más concreto…
Los alumnos/as no son capaces de descubrir ni imaginar cuál puede ser 
su futuro y los padres, pretendiendo ayudarles, les alejamos de sus
 verdaderas potencialidades asumiendo que es mejor que sigan
 patrones más o menos convencionales. El resultado: personas que no
 disfrutan con lo que hacen pero que tampoco tienen ni idea que podría
llenarles, ilusionarles.
Por el contrario, a mi me da gusto, cuando conozco o leo sobre gente que 
es feliz con lo que hace que disfruta con su trabajo y es incapaz de
 imaginarse haciendo otra cosa. Y llama la atención cómo muy
frecuentemente sus vidas han sido todo menos convencionales: el momento
 en que reconocen su pasión, su talento. El apoyo o la oposición de
familia, amigos, profesores. Llegar a disfrutar de lo que hacen ha sido
el resultado de superar una carrera de obstáculos. Estos también tienen
 sus días malos. Pero, los buenos días son muchos más.
“The element”
Para Robinson, “the element” describe el lugar y el instante en que aquello
que nos gusta hacer y aquello que somos capaces de hacer se encuentran.
Y considera -¡y yo, claro!- que es de vital importancia que seamos capaces 
de encontrar nuestro “element” y hacer todo lo posible –y por ahí
tiene que ir nuestra acción #nasf- por que los niños y niñas sean capaces
de encontrarlo, a veces  a pesar del colegio. Y considera -¡y yo
también¡- que tenemos que ser capaces de crear entornos nutritivos
 –colegios, lugares de trabajo, familias, administraciones (esto último
 será lago más difícil…) donde cada persona se sienta motivada a crecer
 creativamente.
Tenemos que lograr que cada niños y niña tenga la oportunidad de hacer 
aquello que debiera estar haciendo
 
“niño/a, estudia una  ingeniería/o que tendrás trabajo…” decimos sin
tener ni p…. idea de cómo va a ser el mundo dentro de 10 años –largo me
 lo fiáis, amigo Sancho-
para que tenga la oportunidad de encontrar ese punto en que pasión y
capacidad se juntan y se enciende la luz.
Nadie ha dicho que sea fácil.
Flores en el desierto
A unos cientos de kilómetros de Los Angeles está Death Valley que, como 
su propio nombre indica, no es un vergel. De hecho no cae una gota
de agua en todo el año. Un auténtico valle de la muerte. O eso se
pensaba hasta que llegó 2004 como una regadera que llenó de agua
este valle durante buena parte del año, algo que no había pasado desde
 hacía generaciones.
En la primavera de 2005 algo todavía más increíble ocurrió. El Valle de 
la Muerte se cubrió de un manto de flores y gente de todos los Estados
Unidos iban a ver algo que no habían visto y probablemente nunca
vieran otra vez en su vida. El valle de la muerte se había convertido
en una valle rebosante de color y vida. Al final de la primavera,
las flores murieron y se escondieron bajo la ardiente arena del desierto
a la espera de las siguientes lluvias, llegaran cuando llegaran….
Lo que esto demostró es que el Valle no estaba muerto, estaba dormido, 
esperando que se dieran las condiciones ideales para  despertar con
toda su belleza y energía. Cuando se dieron las condiciones, la vida
llegó al corazón del Valle de la Muerte.
Nuestras semillas
Las personas y las comunidades humanas somos así también. 
Necesitamos las condiciones adecuadas para crecer, en nuestras
escuelas, nuestras empresas, nuestras ciudades, nuestras cuadrillas y
en nuestras vidas personales. Si las condiciones son las adecuadas,
 los niños, los adultos,… crecemos junto a los que nos rodean y el entorno
 que creamos.
Pero si creamos condiciones pobres, poco nutritivas, donde todo son
certezas, donde hay miedo a preguntar, a jugar, a probar, a
equivocarnos, nos replegamos, como una lapa para protegernos.
Si somos capaces de encontrar muestro “elemento” y ayudamos a los 
demás a encontrar, desarrollar y hacer crecer el suyo, las
oportunidades, las chispas, las luces, las flores que se pueden crear
son infinitas. 
Un vídeo sobre personas que no hicieron caso 
a lo que les desanimaban… (corto y al grano)


a por ello¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
dnl, menudo elemento

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