29 de mayo de 2011

El arte de la felicidad. Dalai Lama (3 parte)

TERCERA PARTE: TRANSFORMACIÓN DEL SUFRIMIENTO

Afrontar el sufrimiento

El sufrimiento ante una pérdida humana es inevitable pero se puede reducir el que se deriva de luchar contra este triste hecho. El sufrimiento forma parte de la vida. Tenemos una tendencia natural a odiar nuestro sufrimiento y nuestros problemas.


La práctica más afectiva para tolerar el sufrimiento consiste en ver y comprender que el sufrimiento es la naturaleza. Cuando se experimenta un dolor surge un sentimiento de rechazo. Pero si en ese momento puedes contemplar la situación desde otro ángulo y darte cuenta de que tu cuerpo es la base misma del sufrimiento, eso reduce el rechazo, ese sentimiento de que, de algún modo, no mereces sufrir, de que eres una víctima. Una vez que comprendes y aceptas esta realidad, llegas a experimentar el sufrimiento como algo bastante natural.

Según el pensamiento budista tres son las causas del sufrimiento: la ignorancia, el anhelo y el odio, los tres venenos de la mente.

La sociedad occidental, a medida que adquirió capacidad para limitar el sufrimiento causado por duras condiciones de vida, parece que perdió la habilidad para afrontarlo.

La mayoría de la sociedad occidental moderna  tiende a pasar por la vida convencida de que el mundo es básicamente un lugar agradable, en el que en general impera la justicia, y que todos son buenas personas que merecen cosas buenas. Estas convicciones llevan a llevar una vida más feliz y sana. Pero la aparición inevitable del sufrimiento mina esas creencias y provoca graves crisis.

En esta sociedad occidental, a medida que el sufrimiento se hace menos visible, deja de verse como connatural a los seres humanos, se lo considera una anomalía, una señal de que algo ha salido terriblemente mal, como una señal de fracaso de algún sistema, incluso una violación de nuestro derecho a la intimidad.

Es apropiado analizar las causas de nuestra felicidad y hacer lo que esté a nuestro alcance para aliviar nuestros problemas. Pero mientras veamos el sufrimiento como un estado antinatural, como una condición anormal que tememos y rechazamos, nunca lograremos desarraigar sus causas y llevar una vida feliz.

Sufrimiento autoinflingido

Muchos sufrimientos son inevitables, pero otros tienen su causa en nosotros mismos.

La negativa a aceptar el sufrimiento es una receta segura para llevar una vida desdichada.

Hay muchas formas de contribuir activamente a experimentar inquietud mental y sufrimiento. Aunque en general las aflicciones mentales y emocionales tienen causas externas, somos nosotros quienes las empeoramos.

Es posible que el sentimiento se exacerbe si no lo alimentamos. Pero si pensamos en las presuntas injusticias de que hemos sido objeto y seguimos pensando en ellas una y otra vez, avivamos el odio, convirtiéndolo en algo muy intenso.

Por ello, en buena medida el sufrimiento depende de cómo se responda ante una situación dada.  

¡pero eso no es justo¡

Los problemas surgen a menudo en nuestra vida. Pero los problemas, por sí solos, no provocan automáticamente el sufrimiento. Si logramos abordarlos con decisión y centrar nuestras energías en encontrarles una solución, pueden transformarse en un desafío.

Pero si consideramos injusto ese contratiempo, añadimos un ingrediente para crear inquietud mental y emocional. Entonces, no sólo tenemos dos problemas en vez de uno, sino que ese sentimiento de injusticia, nos distrae, nos consume, nos priva de energía necesaria para solucionar la cuestión original.

Culpabilidad

Reconocer nuestros errores con genuino remordimiento nos sirve para mantenernos en el camino correcto de la vida, nos anima a rectificar nuestros errores si ello fuera posible. Pero si permitimos que nuestro pesar degenera hasta una culpabilidad excesiva y nos aferramos a nuestros errores del pasado, culpándonos y odiándonos por ellos, lo único que conseguiremos es flagelarnos inútilmente.

No es útil para nadie que permitamos que un sentimiento de culpa me abrume, sea fuente de desánimo y depresión. Es bueno aceptarse plenamente a uno mismo, con tus limitaciones, debilidades y errores de juicio. Pero la culpa no debe hundirte y debes tratar de seguir adelante y dedicar tus facultades a la ayuda a los demás.

Resistencia al cambio

El primer paso para librarnos del sufrimiento es conocer su causa fundamental: la resistencia al cambio. La vida es cambio. En la medida en que nos neguemos a aceptar este hecho y nos resistamos a los cambios de la existencia, seguiremos perpetuando nuestro sufrimiento.


dnl 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

!Me encantaría saber qué piensas de esto¡